Las relaciones de pareja estables, llenas de armonía, amor y respeto, donde la concordia y la materialización de metas en común, aún hoy día, siguen siendo una utopía en muchos y una labor titánica para casi todos; sin embargo los tiempos modernos, el ego, lo vertiginoso de la vida laboral, o simplemente un abanico tan amplio de opciones a la hora de escoger con quién ligar, hace, casi imposible, o por demás imperfecta, la posibilidad de tener una relación monogámica estable y verdaderamente funcional.
Donde antes dos era compañía y tres multitud, hoy quizá resulte en un ecuación más simple, aunque con mayores repercusiones emocionales, el decir que cuando dos "no se llevan bien, siempre entrará un tercero para complacer". Es así como las relaciones tienden a abrirse en la búsqueda de "invitados especiales" que permita consolidar lo que pudiera estar temblando, en materia marital.
Hablar de "amor de tres", una extraña "fiesta" de adultos, que persiguen satisfacer deficiencias que se encuentran en la pareja o de modo propio, implica madurez, inteligencia, normas de higiene y salud, amor incluso, pero sobre todo de una mentalidad abierta y un conocimiento claro de lo qué se pretende o aspira al involucrar un nuevo individuo en la relación de pareja.
Las relaciones sexuales con más de una persona, más allá de fantasías eróticas, consecuencia de los tragos en una noche de fiesta o ese afán de experimentar, desde el punto de vista fisiológico recae en nuestros vestigios animales de supervivencia y reproducción, el poder llamar la atención del otro, "coronar", y llevar el control del coito puede constituir sinónimo de poderío y dominio. Sin embargo este delicado, y a la vez estimulante, concepto de amor grupal, va más allá de lo que comúnmente se asocia a la infidelidad, a la ruptura de lo estable por algo desconocido y efímero, y pudiera significar la necesidad de los miembros de la pareja a buscar mejores alternativas de interacción sexual y emotiva, en una convivencia que comienza a entrar en el hastío y monotonía propia de las vidas conyugales.
Se requiere de inteligencia emocional, afecto y respeto para consigo mismo y el otro, para hablar claro, sin caretas ni poses de mártir o victimario, sino con madurez, desde la cordura y la sencillez de decir "estoy cansado de vivir así, pero te aprecio y quiero mejorar nuestra relación". Muchos sueñan con sumar a su relación un musculoso héroe o una voluptuosa heroína que los defienda del monstruo de la decadencia del matrimonio gris, o simplemente tener al lado un sabio "profesor" que les oriente en cómo reencontrar esa caricia, esa mirada, ese beso profundo, ese vientre húmedo o falo erguido que ayer nos enloquecía y que hoy parecieran ocultos, a pesar de que esa persona que antes era su dueño aún sigue a tu lado. Lo importante es poder sincerarse y confrontar la situación hablar claro de lo que se quiere y sobre todo sentirse libres de pedir, así sea un tercero que fortalezca un par....
By: Dr. J. G. Hernández
@DrJGHernandez
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